domingo, 11 de marzo de 2012

Ahora solo habla de sus ojos

Hubo días en que pensaba que no merecía la pena. Qué triste era fingir que todo iba como siempre... Pero esos ojos la obligaban a asentir y tratar de continuar con el tema. Cualquier cosa dejaba de tener importancia cuando ese par la miraban, o al menos eso parecía. Eran tan claros, tan puros... tan dulces.

La emoción hasta le picaba en la piel cuando esos grandes dientes blancos aparecían. Eran agua fresca en una tarde del más asfixiante verano. Sentía ganas de abrazarlo y apretarlo con todas las fuerzas que, hasta el fin, le quedaran. Y casi ninguna vez se reprimía esos deseos.

Por eso odiaba verle llorar. Todos odiamos las nubes negras en un cielo infinito. Le gustaba sacarle carcajadas cuando asomaba en su boca un gesto triste, como intentando parar lo inevitable. Como arrancando hojas secas al inicio del otoño.

Con impotencia, ella se daba cuenta de que esas veces en que debía salvarlo cada vez eran más frecuentes. Andaba con la mente lejos. Si lo sorprendía con una pregunta que, en el aire, se perdía sin respuesta, él bromeaba diciendo que le gustaba viajar. Pero ella sabía que no, no era un viaje... Otras causas lo alejaban de ella.

Primero llegó el diagnóstico. Después, las facturas... Le siguieron las lágrimas de ella, las de él. Todo terminó con esa mirada perdida.

En octubre los menús volvieron a ser individuales, llegar a fin de mes algo más fácil y los días, eternidades.

Ahora sólo habla de sus ojos...

1 comentario:

  1. "Le gustaba sacarle carcajadas cuando asomaba en su boca un gesto triste, como intentando parar lo inevitable. Como arrancando hojas secas al inicio del otoño."
    No pares de maravillarme con tus obras Loli.

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